A mi padre: Un Hombre Extraordinario


No he  conocido hombre más extraordinario que mi padre. Y no porque fuera mi padre sino porque él es Extra-ordinario. 


Juan Campos Ballesteros, ese es su nombre. No tengo cómo empezar a hablar de él porque hay tanto para decir, así que empezaré por lo primero que viene a mi mente. 


Hombre de Dios. Desde que tengo uso de razón mi papá nos instruyó en el temor de Dios. Nos enseñó a amar a Dios y a cumplir con sus mandamientos. Nos enseñó a orar y a confiar en El. Eso se sigue cumpliendo hasta el día de hoy. Le sirve todos los días de su vida. Es el patriarca de la familia. 


Integro. Es el hombre más íntegro que he conocido. No hay forma que lo convenzas a hacer algo que no está dentro de los valores morales, éticos y espirituales. Y eso lo lleva siempre a hacer el bien y lo que es correcto. 


Inteligente y Sagaz. Conozco a muchas personas inteligentes y algún genio por ahí, pero nadie como mi papá. Es que si tú quieres saber algo, pregúntale a él. Él sabe. Y eso ha traído mucha seguridad en nuestra familia y a todo el que lo conoce. 


Misericordioso. Dios ha puesto en sus ojos el velar por el necesitado. Siempre lo he visto actuar en favor del pobre, del desvalido, del que no tiene o el que nadie ve. Pues él sí lo hace. En mi casa siempre hemos tenido a huérfanos, pobres, indigentes, personas sin casa o sin familia, extranjeros, misioneros, hospedados o comiendo en nuestra mesa. No un día ni dos, sino el tiempo que sea necesario. 


Servicial. Necesitas algo? No hace falta que se lo pidas, él ya lo vio, y ya viene con la ayuda y la solución. 


Aventurero y entusiasta. Mi papá siempre está haciendo y planeando algo. Nunca te aburres con él. Desde que tengo uso de razón mi papá nos llenó la vida de aventuras. Que si al río, al campo, la fogata, los viajes sin planear, las canciones, pasar la noche en el carro, ir a ver un cometa de madrugada. Yo crecí saliendo de paseo todos los fines de semana. Nos llevaba en su carro cantando o jugando durante el camino, pero de ninguna manera a un restaurante, porque no, no, no, no. Él haría la comida, encontraría un buen lugar en el camino al lado del río, buscaría algo de leña y prepararía algo delicioso para nosotros. Recogeríamos tesoros, renacuajos, haríamos caminatas, treparíamos cerros, cruzaríamos puentes y regresaríamos dormidos del cansancio. 


Trabajador. Nunca vi a mi papá sin trabajar. Incluso cuando estuvo “desempleado” siempre se las ingenió para trabajar en algo. Y jamás pero jamás nos faltó lo necesario. 


Entusiasta, optimista y agradecido. Nunca lo vi quejarse y eso permanece hasta el día de hoy. No está en él. Aún en los peores momentos (realmente malos) lo he escuchado lamentarse. Nunca nos cargó con problemas, sino más bien siempre nos dio tranquilidad y dijo que todo iba a salir bien. Y si algo no le sale, lo intenta de nuevo o intenta otra cosa. Ese ha sido mi ejemplo. 



Artista. Es escritor, contador de historias, poeta, músico, ingeniero, carpintero. El arte lo lleva en las venas.  Crecí escuchándolo cantar con la guitarra. El alma de la fiesta hasta el día de hoy. Escribe con su estilo único y peculiar y descriptivo, tanto que te hace vivir, oler y sentir lo que cuenta. Muy entretenido. Ni bien manda algo que escribió, todos pasamos a leer expectantes lo que tiene para contar.  Ama la madera y su olor, puede hacer algo tan pequeño como un barquito hasta algo tan grande como un techo o una escalera porque es ingeniero de corazón. 




Valiente e intrépido. Mi papá solía contarnos las historias de “Juanito el oso”, que a su vez se las contó mi abuelito Juan Campos y Campos, su padre, de niño. Pero tal era las vivencias que teníamos con mi papá que yo me lo imaginaba a él en esas historias, mi héroe, más aún porque nos contaba también sus aventuras de muchacho. Al final no podía identificar cuáles eran de él y cuáles las de ese personaje imaginario. Mi papá era de enseñarnos a “la mala”. Nos “lanzaba a la piscina“ sin tanto preámbulo para que perdiéramos el miedo. Así aprendimos a no temer y aventurarnos ante cualquier situación. 


No es perfecto. Como todos ha cometido errores pero nos enseñó con su ejemplo a saber reconocerlo y a pedir perdón. 


Escribo estas líneas y solo lágrimas caen por mis ojos porque Dios sabe que no exagero y solo digo la verdad. 


Hoy te honro papá. Somos  afortunadas de tenerte como papá.  Agradezco  infinitamente a Dios por ser tu hija. Recibo tu herencia con sumo orgullo. Y espero con mi vida, poder hacer honor a tu legado. 




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